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EN FAMILIA
El semáforo inteligente: la evolución de los límites y responsabilidad según van creciendo nuestros niños
Encontrar el equilibrio entre libertad y límites es uno de los temas más complejos a la hora de educar
El semáforo inteligente es una técnica para ayudar a los niños a ser responsables e interiorizar límites y normas necesarios para su bienestar.
Autoritarismo y permisividad
El equilibrio entre libertad y límites es uno de los temas que más preocupan a madres y padres a la hora de educar. Tal y como decía maría Montessori, “libertad y límites son dos caras de una misma moneda: no puede existir una sin la otra”.
Sabemos que en nuestras generaciones y durante años ha predominado el autoritarismo, pero luego, en nuestro empeño de hacer algo distinto cuando nos convertimos en padres, se dio el riesgo de caer precisamente en el lado opuesto: la permisividad.
Pero ¿cómo encontrar el punto de equilibrio? Los límites proporcionan seguridad, y la ausencia de ellos pueden ser tan peligrosa como el exceso.
Estilos de autoridad
Básicamente, nuestra forma de actuar a la hora de poner límites se puede categorizar en estas tres tendencias:
- Autoritarismo: el padre/madre/educador se impone por encima del niño y hace valer su voluntad por encima de cualquier cosa buscando la obedienciae imponiendo la sumisión del niño, pudiendo incluir amenazas, castigos, gritos o los terribles “cachetes a tiempo”… Seguro que en alguna ocasión has leído la famosa cita de Jane Nelsen: «¿De dónde hemos sacado la loca idea de que para que los niños lo hagan mejor antes tenemos que hacerles sentirse peor?»
- Permisividad: el padre/madre/educador da al niño una libertad incontrolada, sin normas, límites, ni consecuencias, incluso sin actuar ante conductas irrespetuosas o irresponsables del niño. Diríamos que basándonos en la idea de “no quiero castigarte como me castigaban a mí en mi infancia”caemos en la mirada happy flower del “todo vale”, lo cual tampoco es acertado.
- Sana autoridad: el niño reconoce una figura que está por sobre él y le muestra con cariño cuál es el camino correcto. Entiende que tiene mayor experiencia y sabiduría, y que por ello lo puede proteger. Aquí encontramos la propuesta de la Disciplina Positiva, el ser amables y firmes al mismo tiempo.
Podríamos hablar incluso de un cuarto estilo, que sería el ambivalente, en el que dependiendo del día o la situación se cae en el autoritarismo o la permisividad, y podría ser el peor de todos porque crea una gran confusión e inseguridad en el niño.
Tal y como decíamos anteriormente, si apostamos por la sana autoridad y establecemos unas relaciones democráticas basadas en el amor y el respeto mutuo en la familia, será de gran ayuda ahondar en la Disciplina Positiva, ya que encontraremos numerosas herramientas que realmente podrán cambiar nuestro día a día y las relaciones con nuestros hijos.
Libertad y límites
Una vez que los niños van creciendo, puede ser que nos cuestionemos cómo hacer para que respeten los límites establecidos y que al mismo tiempo vayan adquiriendo responsabilidad, de tal modo que sean capaces de entender las consecuencias de sus decisiones.
Y para ello, vamos a explicar una técnica que propone Antonio Ortuño, psicólogo infanto-juvenil y terapeuta familiar que lleva más de 25 años trabajando con familias y que está al frente del proyecto Familias Inteligentes. Tal y como explica el autor, muchos de nosotros (madres, padres, educadores o referentes
familiares) tenemos claro que no hay que chillar, ni desesperarse, que tenemos que comunicarnos con nuestros niños de forma positiva, fomentar su autoestima, ponerles límites, quererlos…
Pero ¿Cómo se logra todo esto? ¿Cómo hacer que nuestros niños respeten los límites establecidos, adquieran responsabilidad y entiendan las consecuencias de lo que ocurre cuando no se respetan estos? Este psicólogo propone una conocida herramienta que él mismo ha desarrollado: el semáforo inteligente.
El semáfor inteligente
Dicha herramienta ayuda, de forma clara y sencilla, a establecer límites y espacios de responsabilidad en la familia, fomentando de este modo una gestión positiva de los conflictos. Para poder tomar decisiones adecuadas, nuestros niños deben tener tres cosas:
- Percepción de control(las cosas no se perciben igual si sienten que todo son órdenes que hay que obedecer).
- Alternativas y opciones(siempre hay posibilidad de darles a elegir entre lo que sí pueden hacer).
- Consecuencias(en este punto es muy importante fomentar sobre todo las consecuencias naturales y no encubrir castigos bajo esta palabra).
Una vez tenemos claras estas premisas, podemos diferenciar tres tipos de situaciones:
- Aquellas en la que el control está solo en manos de los padreso cuidadores.
- Las que nos permiten cierta negociación con los niños.
- Aquellas en las que podemos dejarles decidir, aunque no nos encante la opción que escojan.
Vamos a explicarlas
- Semáforo rojo
Es el espacio en el que las decisiones las toma el adulto, porque se trata de una situación con posibilidad de riesgo o vulnerabilidad. Los padres debemos ejercer una autoridad empática, validando sentimientos. Aquí se engloba todo lo que tenga que ver con “no te haces daño a ti mismo”, “no me haces daño a mí”, “no haces daño a los demás”.
Es importante que estas líneas rojas sean pocas pero muy claras, y debemos prestar especial atención a tratar de expresar el límite de manera positiva, por ejemplo, “para cruzar la calle, das la mano a un adulto”.
Es importante que estas líneas rojas sean pocas pero muy claras, y debemos prestar especial atención a tratar de expresar el límite de manera positiva, por
- Semáforo naranja
Es el espacio en el que las decisiones pueden ser consensuadas por ambas partes, habiendo posibilidad de negociar. El adulto estructura la realidad para ayudar al niño a tomar la decisión correcta. Así se llega a un acuerdo que, aunque no guste mucho a una de las partes, hace que el niño se sienta escuchado.
En el fondo, es el adulto quien estima cuáles son aquellas decisiones sobre las que el niño puede decidir. Por ejemplo: se puede negociar sobre qué ver en la TV y sobre cuánto tiempo..
- Semáforo verde
Es el espacio en el que el niño tiene todo el poder para tomar la decisión, ya que afecta solo a su proyecto de vida y no al de los padres y, por su puesto, no se trata de nada perjudicial. Podría ser el caso de decidir en qué actividad extraescolar decide matricularse, o si ir o no a una fiesta de pijamas a la que ha sido invitado en casa de un amigo. Padres o educadores tenemos que acompañar desde el respeto, y al mismo tiempo dar la confianza suficiente cuando el niño pide ayuda, mostrando en todo caso que van a respetar su decisión.
Es difícil que ambos progenitores estemos de acuerdo en todo lo que tiene que ver con temas de crianza o educación. No obstante, podemos hacer un esfuerzo para clasificar los diferentes escenarios con este sencillo criterio. De esta forma, nuestros niños sienten que hay pocos semáforos rojos, pero claros y, afortunadamente, más naranjas y verdes.
Así les estaremos aportando mucha seguridad a la hora de actuar (incluso en aquellos casos en los que los padres se han separado o han cesado la convivencia). Si ponemos en práctica este tipo de pautas, estaremos enseñando a nuestros niños habilidades sociales y de vida, así como a descubrir sus propias capacidades.
Pero sobre todo, estaremos fomentando el que se sientan escuchados y puedan desarrollar sentido de conexión, (pertenencia y significado), tan importante en el ser humano y especialmente en la infancia. Aquí compartimos un vídeo con la explicación de esta técnica: